lunes, 1 de febrero de 2010

Sentimientos más allá del mar.



    El drama de los que abandonan su tierra y dejan atrás todo, incluido sus seres queridos, está impregnado de muchos sentimientos heridos. Nos tropezamos diariamente con personas venidas de más allá del mar, luchando por una ilusión, que han tenido que renunciar a muchas cosas, sobre todo a los afectos y sentimientos de sus personas queridas. La historia de este personaje de ficción de origen senegalés, Moussa, es la de muchos que han partido con la pena pegada a la piel y con el sentimiento abatido como única compañía…  

SENTIMIENTOS MÁS ALLA DEL MAR
        
         En el mismo borde de la arena, donde el mar se junta con el infinito, quiso retener un sueño que le acompañara todo el tiempo, en todos esos momentos que sabía tendrían que venir, y al que debería agarrarse con fuerza para no ser devorado por las olas de la tristeza y la desesperación. Y es que las despedidas esconden un gran misterio, porque hieren como un cuchillo afilado que corta el alma y la deja hecha añicos.
         Moussa recordó las últimas frases entrecortadas que ella entre sollozos logró decir, de esa manera como se transmite amor en las palabras cuando se es incapaz de decir nada. Recordó su vitalidad de mujer con la que adornaba cada uno de sus gestos, en todos los instantes del día. Y sintió como una ráfaga fugaz el contorno suave de sus labios y la intensidad con la que compartían los momentos íntimos, como si fuera la primera y la última vez.
         Durante todo el tiempo que permaneció en ese silencio lívido escondido entre las rocas, esperando la señal para lanzarse al agua y nadar con toda la intensidad, pensó una y otra vez en la decisión que debía tomar. Se debatía en el dilema de si estaba ante la oportunidad de la libertad o la condena más terrible de sus sentimientos, al tener que dejar tras sus pasos las personas que más quería.
         Pero en medio de esa inquietud constante no encontró un principio lógico que asegurara todas las cosas y sentía que su corazón latía de manera apresurada, como si fuera a estallar, igual que el de un caballo reventado después de una intensa carrera.
         En todo el tiempo que duró el largo viaje añoró la compañía protectora que tanto necesitaba. No encontró  consuelo ni en la luna plateada que asomaba de cuando en cuando y proyectaba un rayo fugaz entre las nubes como queriendo acompañar su sufrimiento, ni en el profundo aroma a la tierra que aún permanecía adherido a su piel, ni en los cantos que como un murmullo intentaban apaciguar el miedo y la intranquilidad.
         La noche se hizo definitivamente negra y Moussa seguía apegado a su sueño, a aquella mirada que retenía en la retina y que traspasaba las sombras de la noche más allá de aquel mar en tinieblas. Con su cuerpo inerte en el que sólo permanecía vivo el contorno de su alma, que desde el momento que partió se había hecho prisionera, movía los párpados lentamente, con el cansancio que muestran los que pierden interés por la vida, con esa sensación de estrangulamiento con la que se ovillan los que permanecen en el olvido, como si ni tan siquiera le perteneciera el aire que respira, como si se ahogara en la pena de su ausencia, con esa fragilidad conmovedora que transmiten los que sienten una pena irremediable.
         El viaje parecía no tener fin. Moussa intentaba que sus párpados no se cerraran, pero cada momento que pasaba le costaba más mantenerse alerta.  Sabía que no podía permitirse el lujo de desfallecer.
         Había comenzado ese periplo sabiendo muy bien que las dificultades se irían sucediendo. El frío, el cansancio y la soledad, pero a pesar de todo, era más fuerte el deseo de darle un giro a su destino. Un futuro mejor en el que estaría ella. Y en esa soledad no podía dejar de pensarla. Recordaba su dulzura recubierta de firmeza. Era el sueño de su vida y tenía que hacer lo posible por procurarle un futuro mejor.
         Cuando más ensimismado se encontraba en sus pensamientos comenzó,  a sentir en su rostro los pinchazos de múltiples gotas de agua despedidas por el oleaje. La sensación de frío se apoderó de él y le hizo volver a una realidad que durante un tiempo indefinido había permanecido dormida.
         La noche se hizo eterna y si no hubiera sido por la evocación de sus ojos, se habría abandonado en los brazos del desánimo.
         Su mente comenzó a dar vueltas. No sabía qué sería lo que le depararía el destino, una vez que llegara a esa tierra que soñaba prometida, pero lo que sabía era que tenía dos manos dispuestas a trabajar para conseguir un futuro mejor.
         Recordaba sus ojos cuando se despidió de ella y no podía permitir que sufriera. Haría todo lo posible para que esa separación fuese lo más corta posible.
         No podía olvidar sus últimas palabras la noche antes de su partida y que ahora latían en su mente y en su corazón:
         -¿Qué será de mí si no vuelves? No sabría vivir sin ti.
         -No tengas miedo eso no va a pasar. Pasará algún tiempo antes de que pueda volver por ti, pero no dudes que ese día llegará.
         -No puedo evitar tener miedo, el viaje al que te expones no es fácil…
         -Es cierto, pero tengo alguien muy importante por quien luchar, y ese alguien eres tú. Volveré…
          Cuando más ensimismado estaba en esos pensamientos, el oleaje hizo que volcara la patera en la que iba con sus compañeros de viaje. El agua estaba muy fría, y podía sentir como poco a poco se iban adormeciendo sus músculos.
         La tierra tantas veces soñada no estaba lejos, y no podía permitirse el lujo de desfallecer. Tenía que seguir nadando, ya quedaba poco.
         Antes del amanecer llegó a la orilla. Aterido de frío, pudo comprobar que muchos de sus compañeros yacían inertes en la orilla. Otros, como él, habían tenido la fortuna de sobrevivir.
         Desfallecido, se echó sobre la fría arena. Cerró los ojos, y con la pena adosada a su piel, intentó recordar de qué color eran sus ojos. Una ráfaga de aire trajo a sus labios su último beso.
         Los primeros rayos de sol del amanecer bañaron su alma dormida. Hoy era el primer día de una nueva vida... ¿Habrá merecido la pena?  

Béker&Ana

32 comentarios:

Más allá de los Sueños dijo...

Hoy os dejamos con un bello y sentido relato de Ana y Béker.

Ramón María dijo...

Me parece tan real que duele. Me gustó mucho.



Muxus y abrazos

Ojos Tristes dijo...

una historia muy real por desgracia.

me ha gustado mucho

saludos chicos

Amanecer* dijo...

Triste historia y bastante cruda, como la vida misma.
Me ha gustado como la habeis ido relatando, describiendo las sensaciones vividas...y componiendo de imágenes perfectas.

Os felicito a los dos.

Un abrazo.

Pluma Roja dijo...

Una historia triste y real. Un relato bien hecho, bastante realista.

Saludos cordiales y felicitaciones a los dos.

Hasta pronto.

MORGANA dijo...

Bello,muy bello ,pero tan duro y cruel que me duele el alma.
Besos para ambos.MJ

beker dijo...

Hemos querido ahondar en esa parte más humana y personal de todos y todas los que sufren las miserias de este tiempo y se ven obligados a renunciar a tantos sentimientos primarios y básicos, como el amor a sus seres queridos; porque detrás de cada persona que se lanza al mar hay una historia personal y una mirada puesta en lo que dejó atrás. Para mi ha sido un placer compartir con Ana este relato que construidos conjuntamente. Abrazos para todos

Paco Alonso dijo...

El tiempo lo dirá.
Excelente post el que nos acercas, recuerdos plasmados en papel que dejan huellas en el tiempo.

Gracias por compartir.

Cálido abrazo.

HADALUNA dijo...

Enhorabuena a los dos.
Un relato que llega muy dentro porque está relatado con el corazón en la punta de las palabras.

Besos con lágrima.

Ana dijo...

Gracias a todos por vuestros comentarios. Ha sido un placer compartir este relato con Beker en el que hemos intentado ponernos en la piel de aquellos que salen de su patria buscando un futuro mejor.

Muchos besos.

Cele dijo...

Las despedidas en momentos criticos, se reproducen en nuestra mente como un martilleo.
Yo creo que si merece la pena, aunque no consigas tu meta, te queda la satisfaccion de haberlo intentado. Un abrazo y gracias
por este estupendo relato

campoazul dijo...

Real..., y sin embargo me temo que su dolor será mucho peor, pues aparte de las despedidas y la travesía después viene el día a día al otro lado del mundo, que no es ni mucho menos como esperaban.

Un saludo.

Paquita Pedros dijo...

Hola cielo que bello relato me gusto mucho
un beso corazon

Higorca Gómez Carrasco dijo...

Triste historia, dura y tristes son siempre las despedidas, un buen y bello relato.

Un abrazo

apm dijo...

Preciosa esta historia de Moussa, llena de realismo, de crudeza, de humanidad... así es, para él, que había conseguido llegar vivo a la playa, efectivamente era el primer dia de una nueva vida, pero ¿había merecido la pena?... !cuantos Moussas no se habrán hecho la misma pregunta!, y !cuantos no habrán podido ni hacersela porque su patera volcara y no pudieran llegar a la orilla!
... Me ha encantado, y os felicito a los dos porque se nota la compenetración: chapeau

Un besote gordo para cada uno

estoy_viva dijo...

Siempre hay una historia triste de estas personas que buscan salir de sus vidas miserables saliendo del lugar de origen buscando una esperanza, buscando ilusiones por ofrecer un mundo mejor a sus hijos o familiares.
Bello relato triste pero tan real como la vida misma.
Con cariño
Mari

sara dijo...

Un relato precioso, triste y real como la vida misma.

Muchos besos y enhorabuena a los dos.

Sara

Anónimo dijo...

muy bonito relato.

Adriana Alba dijo...

Interesante y bella historia, muy bien contada y sobretodo totalmente real.

Abrazos.

Gara dijo...

Una cruda realidad, la lucha por la supervivencia.

Maravilloso relato, mis felicitaciones a ambos, sois GRANDES.

Besos

roxana dijo...

HOLA!!!!!!!!!!!!!!!LINDO LEERTE NUEVAMENTE!!!!!!!!!!!!!! GRACIAS POR TU LINDO MENSAJE DE BUENA ONDA EN MI BLOG.
A MIL ESTOY, PERO QUERIA VENIR A SALUDARTE! LUEGO DE MARZO ESTARE MAS PRESENTE!!!!!!
UN SALUDO Y HASTA LUEGO!

Marina-Emer dijo...

claro que merecio la pena ...leer este precioso relato
un abrazo
Marina

BlueMoon dijo...

Estremecedor relato... Ojalá todos los finales de estas historias fueran felices, como a mi me gustan.
Un besote.

Teresa dijo...

Un relato que parece real, muy emotivo. Me ha gustado mucho.

Un saludo tierno.

Edu dijo...

El mar, la mar, siempre el mar, como decia Rafael Alberti.
Un Saludo

Anónimo dijo...

Triste y a la vez bella historia, seguiré leyéndote.

Saludos

Marina-Emer dijo...

para hoy ...un buen fin de semana ...pero muy feliz
un abrazo
Marina

luisa maria cordoba dijo...

Esta es la historia de muchos Moussa, que dejan sus raices y sus seres queridos en busca de una vida mejor y mas digna.
Un relato triste, y a la vez esperanzador.
Un abrazo.

Laura Sánchez dijo...

Todo consiste en coger nuevos senderos sin mirar atrás para volver a ver los viejos.

Un beso.

Camaleona dijo...

Terriblemente doloroso.

Panchu dijo...

Suave y bonita manera de relatarlo la realidad es más cruda aun.Y a muchos cuando llegan se les olvida, y si no se les trata regular ¿quien puede arreglar eso?

Soñadora dijo...

Moussa tuvo suerte de sobrevivir, ojalá ahora todo salga bien, ojalá las circunstancias no lo hubieran obligado a partir así...triste realidad. Felicitaciones por escribir tan bonito!
Besitos,